La obesidad constituye un problema de
salud pública que se ha calificado como la “epidemia del siglo”, a la que se ha
destinado una gran cantidad de recursos económicos y humanos para su manejo,
control y prevención. De acuerdo con datos de la OMS, hace diez años había en
el mundo un aproximado de 330 millones de adultos obesos; en 2005 alcanzó los
400 millones de personas, y se calcula que para el año 2015 habrá por lo menos
2,300 millones de individuos con sobrepeso y más de 700 millones con obesidad.
Este problema se relacionaba anteriormente
con los países industrializados, pero el sobrepeso y la obesidad han aumentando
notablemente en los países en vías de desarrollo, principalmente en el medio
urbano. En México, es la enfermedad metabólica más frecuente. Considerado como
el país con más obesos en el mundo, aumentó su prevalencia de 59.7% en 2000 a
66.7% en 2006, constituyéndose en un riesgo clave para el desarrollo de las
patologías que ocupan los primeros lugares en morbilidad y mortalidad. Los
riesgos de la obsesidad se relacionan a una elevada propensión a padecer
enfermedades crónicas, tales como diabetes mellitus, hipertensión arterial y
alteraciones pulmonares y cardiovasculares, siendo también un elevado factor de
riesgo para desarrollar varios tipos de cáncer. También afecta la esfera
psicológica del individuo al disminuir la autoestima de quien la padece y
afectar sus relaciones sociales.
Es, pues, evidente la magnitud de este
problema, y la situación se torna aún más preocupante debido a que la obesidad
no discrimina, pues afecta a cualquier individuo sin considerar su edad, sexo,
raza o nivel socioeconómico. Es por ello que la población infantil, al sufrir
un constante cambio en los estilos de vida asociados a la urbanización, la
variabilidad en la economía y el desarrollo tecnológico, se ha visto afectada,
por lo que ha habido un consecuente incremento de casos de niños obesos.
En México, de acuerdo con la Encuesta
Nacional de Salud y Nutrición 2006, el porcentaje de niños obesos en edad
escolar se estimó en 26% en ambos sexos: 26.8% en los niños y 25.9% en las
niñas, lo que representa más de 4 millones. En 1999, usando el mismo criterio,
tales porcentajes fueron de 18.6% (20.2% en niñas y 17% en niños), lo que
significó un incremento altamente significativo en solo siete años. En el
estado de Veracruz, una cuarta parte de los niños y niñas en edad escolar y un
tercio de los adolescentes sufren algún grado de obesidad.
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